Actividad 5, Sesión 6

La decisión de cifrar tus datos ha venido siendo durante muchos años una historia a elegir. Si
los protegías, garantizabas su seguridad. Si no lo hacías, estabas expuesto a numerosos
peligros, entre ellos las fugas de información y la ciberdelincuencia, pero no te exponías a
ningún tipo de sanción.
El cifrado es un método habitual en la criptografía ( la técnica que consiste en escribir
mensajes en escribir mensajes en clave). Lo que supone el cifrado, en este caso, es una
codificación del contenido del mensaje, protegiéndolo. De este modo, solo pueden
comprender el contenido aquellos que saben la clave para su descodificación.
La criptografía, en concreto, apela a un algoritmo de cifrado que vuelve incomprensible el
mensaje y a una clave que permite, justamente, comprenderlo. El texto plano, mediante el
proceso de cifrado, se convierte en un criptograma (texto cifrado)
De acuerdo a cómo se utiliza el algoritmo, es posible diferenciar entre el cifrado por bloques
(el mensaje se divide en bloques de igual longitud y luego se procede al cifrado) y el cifrado en
flujo (bit a bit). Según las propiedades, por otra parte, se habla de cifrado con clave aislada,
cifrado basado en identidad, cifrado maleable, cifrado seguro hacia adelante, cifrado negable y
otros.
La cosa ha cambiado, pues la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD) establece “la
necesidad de cifrar los soportes o la comunicación de datos que reúnen la condición de ser de
alta protección si los mismos, sus ficheros o tratamientos merecen tal calificación según la
propia normativa de datos personales”.
¿Cuándo suele utilizarse el cifrado?
En términos generales, hay dos circunstancias en las que deberías usar el cifrado: cuando los
datos están “en tránsito” o cuando están “en reposo”. “En tránsito”, en este contexto, es
cuando envías información a través de Internet, por correo electrónico, o cuando necesitas
almacenarla en otro lugar que no sea tu propio dispositivo. Los datos se consideran “en
reposo” cuando se encuentran almacenados en tu dispositivo, ya sea en una parte integrada
como un disco rígido, o en un medio extraíble, como una unidad USB.

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